¿Cómo se puede
ser capaz de soportar durante años la falta más básica de libertad, sin sufrir daños
irreparables?
No puedo
responder a esta pregunta con la seguridad que meses atrás yo podía tener.
Antes diría que con la disciplina mental para llevar el día a día era
suficiente para mantenerse sano y entero.
Al día de hoy,
valorando muchas de las circunstancias del encierro injustificado que vengo
soportando, considero que es imposible salir ileso e indemne de este lugar.
El estar
obligado a convivir con cualquier tipo de personas, con razas, lenguas y
costumbres diferentes y muy variadas, supone un aliciente de curiosidad humana en
los primeros tiempos del encierro. Pero el verse obligado durante cinco años a
experimentar esa curiosidad repetidamente, es sin lugar a dudas una tortura psicológica.
Una tortura que
se atenúa cuando los internos nuevos que van llegando se comportan
civilizadamente y son respetuosos del resto de la población. Pero cuando se
presenta personas brutas, egoístas, racistas haciéndose víctimas del racismo de
los demás –pura patraña muy extendida entre varias etnias-; en fin, individuos
que solo actúan de acuerdo a sus impulsos y costumbres sin respetar en lo más
mínimo al resto que aquí estamos tratando de vivir con la mayor tolerancia
entre todos.
Alguien con
mucha maldad tuvo que ser el que generó la fórmula para que los humanos fuésemos
de distintas razas con distintas lenguas, y tan dispares formas de pensar.
Si ustedes
reflexionan sobre el párrafo anterior, estarán de acuerdo conmigo en que toda
esta variedad humana que habita en el planeta Tierra, es una obra maligna
propia de seres dominantes que se aseguraron de esta forma el completo dominio
de nuestro mundo.
Despreciando con
total seguridad la existencia de ese Dios justo y creador del hombre de acuerdo
a su imagen y semejanza; solo nos queda la duda de conocer el nombre y la definición
de quienes generaron todo el desarrollo de la raza humana, y cometieron el
criminal acto de mezclar sobre la Tierra tal variedad de seres humanos.
Los hombres, y
en particular nosotros como parte de las culturas accidentales, creemos que la
convivencia entre unos y otros es sana y beneficiosa. Y también consideramos
que somos “todos iguales”….Aseguro desde este Blog –con toda la humildad y
conocimiento- que tanto la convivencia como la igualdad entre unos y otros ES
UNA SOLEMNE FALSEDAD, propia de políticos y magistrados que solo se ven
obligados a las exclusiva convivencia de reuniones y convenciones siempre
organizadas con protocolos internacionales.
Pero el día a
día de un ser común, y peor aún del que está encarcelado y es torturado con
tener que soportar esa convivencia, lo hace a ese día a día un acto criminal
más de tortura psicológica.
Valentín Temes
Coto.
ES COPIA DEL ESCRITO DE VALENTIN.
Lolo Temes Coto.