domingo, 10 de enero de 2016

ULTIMA REQUISA DEL AÑO.



       Hoy Miércoles día 23 de Diciembre vino a las 11:30 a.m. la requisa. Seguramente que ésta fue la última del año.

       Como nuestro pabellón es de conducta, la gente de requisa se limita a controlar cuestiones básicas de cumplimiento de las normas.

       Aquí no hay droga, ni alcohol (pajaritos en el lenguaje tumbero), ni celulares, y menos elementos cortantes para pelear……

       En este pabellón somos treinta personas de unas diez nacionalidades diferentes, donde la mayoría soportan condenas con cumplimiento menor a tres años, por lo tanto, esas personas tienen su mente en la cercana libertad. Su preocupación está en tener un día a día lo más cómodo posible, tratando de evitar situaciones violentas y desagradables que solo generan sanciones y problemas.

       Pero yo quiero contarles un aspecto de la requisa, que a pesar de ser siempre de obligado cumplimiento, resulta “chocante”, innecesaria y humillante. Ese momento que destaco se produce cuando cada de nosotros después de identificarse ante los agentes del Servicio Penitenciario Federal que filman con una cámara, nos tenemos que desnudar, entregar las prendas y calzado que estemos usando, y hacer una detallada exposición de nuestro cuerpo desde la cabeza a los pies.

       Los que no tenemos la desgracia de sufrir algún problema físico, cicatrices o limitaciones importantes, no soportamos el especial morbo que esas situaciones generan en personas que se vean obligados a mostrar su intimidad ante desconocidos, y ante el resto de los internos.

       También las personas que vienen a visitarnos a la cárcel son obligadas a desnudarse para poder ingresar, aun a pesar de tener scaneres en el ingreso de la Unidad Penitenciaria.

       Insisto en decir que a mí ya no me angustia ni traumatiza ninguna cuestión del día a día en la cárcel; pero creo que todos tenemos que intentar cambiar muchas de las obligaciones que sufrimos los internos y los familiares y amigos durante el tiempo de estamos aquí.

       La repetida violación a la intimidad, es un claro ejemplo de la tortura y de abuso contras las personas que lo soportamos.

       Cada salida a comparendo, al salón de visitas; o cada vez que la requisa llega el pabellón, nosotros estamos obligados a rendir una estúpida y absurda desnudez.

       Quisiera poder informarme directamente de la lógica que obliga a mantener esta costumbre tenebrosa que aun sin tener nada que ver, nos lleva a pensar en los nazis, o en aquellos falangistas, que disfrutaban con estas muestras de poder.

       Por la dignidad, de las personas que de una u otra manera estamos obligados a convivir con la reclusión, pido entiendan y ayuden a manifestar la crítica contra algo tan agresivo y dañino como es la requisa civil.

Valentín Temes Coto


COPIA LITERAL DE LO ESCRITO POR VALENTIN
Lolo Temes Coto.

      

      

       

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