Hoy
Miércoles día 23 de Diciembre vino a las 11:30 a.m. la requisa. Seguramente que
ésta fue la última del año.
Como
nuestro pabellón es de conducta, la gente de requisa se limita a controlar
cuestiones básicas de cumplimiento de las normas.
Aquí
no hay droga, ni alcohol (pajaritos en el lenguaje tumbero), ni celulares, y
menos elementos cortantes para pelear……
En
este pabellón somos treinta personas de unas diez nacionalidades diferentes,
donde la mayoría soportan condenas con cumplimiento menor a tres años, por lo
tanto, esas personas tienen su mente en la cercana libertad. Su preocupación
está en tener un día a día lo más cómodo posible, tratando de evitar
situaciones violentas y desagradables que solo generan sanciones y problemas.
Pero
yo quiero contarles un aspecto de la requisa, que a pesar de ser siempre de
obligado cumplimiento, resulta “chocante”, innecesaria y humillante. Ese
momento que destaco se produce cuando cada de nosotros después de identificarse
ante los agentes del Servicio Penitenciario Federal que filman con una cámara,
nos tenemos que desnudar, entregar las prendas y calzado que estemos usando, y
hacer una detallada exposición de nuestro cuerpo desde la cabeza a los pies.
Los
que no tenemos la desgracia de sufrir algún problema físico, cicatrices o
limitaciones importantes, no soportamos el especial morbo que esas situaciones
generan en personas que se vean obligados a mostrar su intimidad ante
desconocidos, y ante el resto de los internos.
También
las personas que vienen a visitarnos a la cárcel son obligadas a desnudarse
para poder ingresar, aun a pesar de tener scaneres en el ingreso de la Unidad
Penitenciaria.
Insisto
en decir que a mí ya no me angustia ni traumatiza ninguna cuestión del día a día
en la cárcel; pero creo que todos tenemos que intentar cambiar muchas de las
obligaciones que sufrimos los internos y los familiares y amigos durante el
tiempo de estamos aquí.
La
repetida violación a la intimidad, es un claro ejemplo de la tortura y de abuso
contras las personas que lo soportamos.
Cada
salida a comparendo, al salón de visitas; o cada vez que la requisa llega el
pabellón, nosotros estamos obligados a rendir una estúpida y absurda desnudez.
Quisiera
poder informarme directamente de la lógica que obliga a mantener esta costumbre
tenebrosa que aun sin tener nada que ver, nos lleva a pensar en los nazis, o en
aquellos falangistas, que disfrutaban con estas muestras de poder.
Por
la dignidad, de las personas que de una u otra manera estamos obligados a
convivir con la reclusión, pido entiendan y ayuden a manifestar la crítica
contra algo tan agresivo y dañino como es la requisa civil.
Valentín Temes Coto
COPIA LITERAL DE LO ESCRITO POR VALENTIN
Lolo Temes Coto.
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