Hace más de dos mil años en la antigua Grecia, el filósofo y
sabio Sócrates decía que los hombres –algunos- tenían la innata capacidad de
poder administrar y dirigir una familia, una escuela, un ejército, un pueblo,
etc… por encima de su conocimiento teórico o técnico.
Lo antes mencionado, al igual que la mayor parte de las
cuestiones que refieren a nuestra sociedad continuan siendo vigentes al día de
hoy.
Entre las muchas y variadas cuestiones que solo sufrieron
cambios aparentes, y solo relacionadas con las formas, nos encontramos con la corrupción
y la justicia.
La corrupción se presenta ante nosotros de muy diversas formas.
Tantas que incluso muchas veces no conseguimos identificarla de tan introducida
que está en nuestra vida cotidiana.
En la familia, en el trabajo, en la educación y también en la
amistad, está presente la corrupción. Tanto así, que todos a nuestros hijos los
corrompemos con negociaciones de premios y castigos para conseguir dominar sus rebeldes
personalidades desde ya muy chicos.
Y en la Justicia no es que haya más o menos corrupción… Es que
la Justicia es corrupta.
Por lo tanto, creo que solo podemos sobrevivir con la
ADMINISTRACIÓN. De hecho evolucionamos aparentemente administrando esa tan engendrada
corrupción que ya forma parte del ADN humano.
Administrar riqueza, pobreza, guerra, paz, prosperidad,
felicidad, muerte, salud, enfermedad, sexo, ideales, ilusiones, creencias…libertad,
igualdad…
Administrar todo lo que somos y por lo que luchamos, es el
camino que desde siempre tomó la humanidad. Lo terrible es que cuando esa administración
está en manos de los más corruptos, los índices que hacen a lo malo, y al
sufrimiento, aumentan de forma terrible.
Si realmente queremos conseguir un mundo mejor y con futuro
para las siguientes generaciones venideras, tenemos que urgir el cambio de la
mayor parte de los administradores actuales. Tenemos que conseguir formar a
buenas personas para que puedan administrar desterrando la corrupción de
nuestra sociedad.
Posiblemente todo esto no sea más que un sueño, pero vale la
pena pensar que es posible hacerlo.
Valentín Temes Coto.
ES COPIA LITERAL DE LO ESCRITO POR VALENTIN.
Lolo Temes Coto.
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