viernes, 14 de octubre de 2016

JOSE MARTIN MARTIN, NUEVAMENTE.

         Hace ya un tiempo atrás había escrito varias notas donde contaba el caso de José Martin Martin. Un ciudadano español detenido en Argentina, afectado por un tumor en el paladar, y que estaba pendiente de ser juzgado para poder regresar a España (Islas Canarias) y operarse en un ambiente médico y familiar mucho menos hostil, que el que está obligado a soportar en la cárcel de Argentina.
        Lo lamentable fue que aun a pesar del pedido de condena por parte del fiscal de cinco años y seis meses, el Tribunal lo condenó a 14 años. Con lo cual, Martin aun no puede acceder al beneficio de la expulsión a mitad de condena.
        Sin entrar a valorar en esta nota la cuantía de la pena impuesta a Martin, y el desempeño de su abogado como responsable de semejante condena -la mayor de todos los imputados en la causa, incluyendo a financistas y organizadores-, me encontré con la triste noticia de que el último estudio médico realizado a Martin, por causa de sus crónicos dolores de pecho de los que desde hace cuatro años se viene quejando en la cárcel; le fue diagnosticado un nuevo tumor de seis centímetros de largo, alojado entre los pulmones y el corazón. Dada su ubicación, resulta imposible el poder realizar una biopsia para poder conocer su naturaleza.
        Tanto el Tribunal como el Consulado Español, ya están anoticiados de esta nueva y penosa situación del ciudadano español, que ahora enfrenta la urgencia de ser sometido a una intervención facial por el primer tumor, más la casi segura necesidad de tener que ser tratado con quimio-terapia por el nueve tumor detectado.
        Deseo de corazón que José Martin Martin pueda enfrentar su cruel realidad con fuerza y tesón para tratar de salir adelante; aunque realmente considero que continuando preso, y teniendo que soportar traslados inhumanos para alguien que requiere cuidados sanitarios externos ante la gravedad de sus males; no conseguirá ganar la batalla contra el cáncer y la justicia al mismo tiempo.
        El caso de Martin Martin es otro claro ejemplo de la irracionalidad, desidia y falta de sentido común con que se desempeñan SS.SS. a lo largo y ancho de la Argentina. También -insisto- es un caso para poder analizar la realidad que refiere a los abogados, y que hacen que con su actuar generalizado, los Tribunales puedan cubrir sus falencias escandalosas encontrando a culpables a quien condenan despiadadamente (14 años) mientras absuelven a otros que pueden pagar las tarifas y costos de un proceso penal manipulado.
        José Martin Martin, fue condenado a la pena de muerte, ya que sus jueces conocen perfectamente el estado físico y psíquico del mismo.
        Esta nota solo tiene el objeto de dar a conocer una realidad que como tantas otras queda escondida dentro de un expediente judicial que nadie lee y nadie pública ni denuncia.

        Valentín Temes Coto.

COPIADO DE LO ESCRITO POR VALENTIN.
Lolo Temes Coto.

Hola.
Como una pequeña ampliación a la nota de mi Hermano, no puedo dejar de hacerles este comentario personal, de algo que soy conocedor y deseo hacerlo público en este medio.
Conozco a José Martin Martin personalmente por mis visitas a Valentín, y hable muchas veces con él, habiéndole inclusive atendido en varias ocasiones en encargos que me pidió le gestionara, pues no tiene a nadie en Argentina que le preste apoyo.
Dicho esto, la versión de lo acaecido en el juicio que condenó a este Hombre a 14 años de prisión, fue originada por la  ineficacia -o lo que se le quiera llamar- del propio abogado defensor de Martin, pues estando previamente al juicio de acuerdo con el fiscal en pedirle este una condena de cinco años y seis meses aceptando haber cometido el hecho; va el abogado en los alegatos y, defiende la inocencia, con lo cual tiro por tierra el pedido del fiscal, dado que el Tribunal lo sentenciaría en lo solicitado de los cinco años y seis meses, con lo cual estaría hoy libre al convalidársele el tiempo que lleva en prisión desde hace años.
Qué triste, ¿verdad?
Lolo Temes Coto.

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