Tenemos hoy en
día un problema que no tiene por el momento solución posible.
Somos numerosos
los que pensamos que con buena predisposición, criterio y disciplina, bien
podemos conseguir dar con la solución definitiva a dicho problema.
Los menos, los
más menos son acérrimos convencidos de que el tan tratado problema no tiene
solución posible.
Los numerosos
optimistas, junto a los menos y los más menos pesimistas, llegamos a incluir en
nuestras exposiciones, las invocaciones a diferentes dioses, santos o demonios.
Pero aun así ni unos ni otros conseguimos avanzar ni entender la realidad del
problema.
Nuestro Problema
no distingue razas, países ni géneros. Lo único que si podemos asegurar, es que
nació ayer, o tal vez antes de ayer en un lugar cualquiera del Planeta.
El problema para
poder identificar y entender este “Problema”, pasa por conseguir que cada uno
de nosotros pueda entender ante sí mismo cuál es su principal problema.
Anteriormente
puse tiempo al Problema, y lo dije en ayer o antes de ayer. Es decir, cuando la
raza humana empezó a preguntarse quienes éramos realmente los humanos.
Quiero pensar
que me van entendiendo, y que incluso alguno ya tiene una idea clara sobre el
problema y sus trágicas consecuencias para todos nosotros.
Nadie piense que
puede conseguir llegar a una solución de forma individual. Muchos que así
llegaron a creerlo se dieron de bruces contra la cruda realidad que supone el
fracaso.
Vamos a
considerar que cada uno de nosotros tiene la capacidad de poder identificar el
problema, analizarlo y plantear una solución definitiva. De darse esta solución
–que muchos también la llegaron a considerar factible- estaríamos ante la peor situación
de la humanidad ¿Por qué?
Porque el
Problema que tenemos realmente es nuestra propia impericia para poder definir
la dimensión del problema que enfrentamos, y llegarlo a definir con claridad,
por los tanto solo conseguimos seguir peleando y hablando de las mismas
cuestiones que desde siempre seguimos tratando.
Pero ayer
alguien le puso un poco de luz a toda la
cuestión, cuando dijo que los optimistas y los pesimistas, junto a los
realistas y otros muchos sin identificar, éramos “imbéciles”.
Imbecilidad.
¿Será ese nuestro problema de hoy?
Valentín Temes
Coto.
ESTA COPIADO LITERALMENTE DEL ESCRITO DE VALENTIN
Lolo Temes Coto.
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