Una mañana
soleada del mes de enero, un interno del Complejo 1 del Servicio Penitenciario
Federal argentino, se despertó a las ocho de la mañana convencido de que había llegado
el momento de ser libre. Él tenia confirmada la fecha del dieciséis de enero,
como fecha de cumplimiento del cincuenta por ciento de su condena, con lo cual –día
más, día menos- esa mañana tendría que ser expulsado de la Argentina.
Enero es un mes
complicado en Argentina para todo lo que hace a cuestiones burocráticas, por
ser el mes de vacaciones estivales por excelencia. Por lo tanto era muy
probable que ya fuesen por los trámites de Migraciones, o por el Tribunal a
cargo de su causa, la documentación para el extrañamiento no estaría en orden.
Y así fue como este hombre se encontró privado de conseguir su libertad hasta
el mes de abril siguiente.
Más de tres meses
se demoró su expulsión; y no fue nada inusual ni raro, ya que otras personas
tienen estado seis o siete meses demorados.
Los Tribunales
suelen descargar sus responsabilidades ante estas demoras en Migraciones. Y los
responsables de Migraciones siempre culpan a los Tribunales de no concluir los
trámites en tiempo y forma. En medio de unos y otros se encuentran los
defensores que suelen ser los “Oficiales” –defensores del estado- y que
normalmente con una desidia totalmente incorporada a su personas, suelen
explicar al preso demorado y privado de su libertad, que tiene que ser paciente
y agradecido al Estado argentino por permitirle ser excarcelado a mitad de
condena; y por lo tanto una demora de tres, seis o siete meses ante un
beneficio –normalmente- de dos años y seis u ocho meses no supone nada que se
pueda considerar perjuicio o agravio.
Intentar
justificar los argumentos de los defensores oficiales argentinos resulta
imposible para cualquiera que se precie de ser un ser normal. Solo un lunático o
un tirano podría dar valor a tales razonamientos, que son sostenidos por
funcionarios judiciales. Consuela saber que no todos los defensores se
desempeñan de este modo, aunque la experiencia me muestra que son mayoría los “desidiosos”.
Volvemos a saber
que paso con aquel inquieto preso que se pasó tres meses angustiado por su
demora, y que solo podía por medio del teléfono insistir a su abogado….solo recibía
tonos de llamada al teléfono que jamás respondían antes de las diez o veinte
llamadas. Migraciones que lo ignoraba y nada cierto ni concreto le decía. El
Tribunal que no atiende llamados donde se escucha la alocución que indica que
el llamado proviene de un centro penitenciario.
El estrés y angustia
a la que fue sometido este indefenso individuo, ante la tortura psicológica que soportó en más de noventa días, provocó una
enfermedad que lo llevó a tener que ser hospitalizado en su país nada más bajar
del avión, y sin poder llegar junto a sus familiares.
Ni siquiera
existe la constancia de todo esto en Argentina, ya que desde el momento que
pasó a estar a cargo del comandante del avión que lo traslado a su país, las
autoridades argentinas quedaron liberadas.
¿Se entiende cómo funciona el Sistema? ¿Sabrán que los
jueces y fiscales que estas cosas ocurren con más frecuencia de la imaginada? ¿Le
importa toda esta temática a alguien del Poder Judicial?
¿Nos importa a
nosotros como sociedad?
Valentín Temes
Coto.
COPIA LITERAL DEL ESCRITO DE VALENTIN
Lolo Temes Coto.
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