miércoles, 29 de marzo de 2017

EL SISTEMA.

        Es tan perverso nuestro “Sistema” de convivencia, que cuando algún grupo social se manifiesta en contra del propio Sistema, lo único que consigue es perjudicar al resto de la sociedad compuesta por ciudadanos comunes.
        Los poderosos, los que siempre están escondidos entre las sombras del poder, nunca suelen pagar las consecuencias, aun de los más legítimos reclamos que la ciudadanía cansada presenta cada cierto tiempo.
        El abuso y la tiranía no distingue creencias ni ideologías. Los tiranos y los corruptos son por igual de izquierdas y de derechas; o liberales y conservadores.
        Tampoco permite el Sistema diferenciar cual es el signo ideológico de la pobreza. Por el contrario, lo que hace con suma eficacia (el Sistema) es presentar a los pobres y oprimidos defendiendo los símbolos de la hoz y el martillo, o las esvásticas; según los intereses del momento oportuno.
        Dentro del este Sistema perverso que nos marca el rumbo de nuestras vidas, se encuentra la “Religión”, y la “Justicia”. Tanto la una como la otra tienen su permanencia de forma continua en la cima del Sistema. Son más de dos mil años de continua evolución del Sistema. Una evolución de sus propios creadores; aquellos que desde el Sistema se dedicaron a evolucionar los métodos de dominación y abuso colectivo, llegando a conseguir que una mayoría social se considera libre…..
        El gran administrador de la libertad es el Sistema. El mismo que se asegura de gozar de todos y cada uno de los privilegios que supone la LIBERTAD.
        Pero nosotros, los ciudadanos comunes jamás fuimos libres más allá de la sensación de libertad, que genera el poder introducir una papeleta en la urna con el nombre de unos llamados políticos; y que realmente suelen ser “soldados” fieles al “Sistema”. Es el propio Sistema el que permite hacer esas boletas con los nombres de aquellos que fueron superando las pruebas de omisión y fidelidad que están obligados a rendir cuando se postulen para gobernar a la ciudadanía engañada por el verdadero poder que es el propio Sistema.
        Sin opciones reales de cambios profundos, solo nos quedan por delante los pequeños logros de individuales batallas, en las más variadas causas justas que enfrentamos día a día.
        El Sistema que nos encarcela injustamente, tiene que soportar el reclamo, la denuncia y el grito de libertad que algunos de nosotros osamos con presentar en escritos, y denuncias que los “funcionarios” del Sistema esconden y destruyen sin pudor alguno.
        Entender la realidad, es entender la naturaleza humana.


        Valentin Temes Coto.

ESTA NOTA ES COPIA DE LA ESCRITA POR VALENTIN
Lolo Temes Coto.

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