viernes, 10 de marzo de 2017

ES TODO UN PROCESO.


         Cuando uno está encarcelado, la cotidianidad se limita a la convivencia con los veintinueve compañeros del pabellón, más las conversaciones telefónicas con familiares y amigos; que son las que te permiten extraerte al tan limitado nivel de vida.
         El permanecer tanto tiempo como el que llevo ya viviendo en este encierro, te produce un claro bloqueo mental y genera limitaciones ordinarias en cuestiones que, para cualquier persona en libertad, ni siquiera las registra.
         El daño causado a un individuo que lleva seis años privado ilegalmente de su libertad, resulta de imposible valoración objetiva, puesto que ni siquiera se puede asegurar que el tiempo -una vez recuperada la libertad-, pueda llegar a curar y cicatrizar los daños causados por el tiempo de encierro.
         Más allá de cuan gravoso resulte todo este proceso para mí, tengo que aclarar que este tiempo de privación ilegal de libertad soportado, me generó una fortaleza mental que se alimentó del exceso, uso y abuso de autoridad, que unos magistrados corruptos se empeñaron en aplicar y sostener.
         Gentes de cualquier lugar donde se diga que son respetados los derechos humanos, entenderán sin mayor dificultad que cuando existen delitos que están constatados, y forman parte de un expediente judicial por el cual hay personas detenidas, es de claro interés y urgencia, el tener que revisar el expediente para liberar urgentemente a los que llevan años privados ilegalmente de su libertad.
         En detalle concreto, tenemos que un fiscal general argentino CERTIFICÓ en un dictamen la constatación y existencia de varios delitos cometidos por el testigo que dio fundamente a la sentencia condenatoria de veinte años -no está firme-, que aún hoy me mantiene privado ilegalmente de mi libertad. Ante este hecho ya hoy documentado, estamos en la angustiosa espera de poder ver como el Sr. Juez Federal a cargo de las denuncias penales, donde figuro como querellante se decida a cumplir con el pedido del Sr. Fiscal y la Querella, para llamar a indagatoria con prisión preventiva al conductor Miguel Antonio Suarez que cargó y transporto los 3.369 kilos de cocaína sin haber sido jamás imputado por el delito de contrabando agravado (Ley 22415); y por el contrario, y de forma escandalosa por no registrarse antecedentes semejantes, este Sr.  Suarez fue considerado el principal testigo de cargo para llegar a una sentencia condenatoria, dentro del juicio oral público que fue manipulada y adulterado hasta convertirse en un “circo romano versión siglo XXI” …. Así fue como lo denominé durante una de las ampliaciones indagatorias del debate.
         Dejando todo esto antes expuesto de lado, creo que la fortaleza mental ganada durante seis años de privación ilegal de libertad, me permitirá conseguir la determinación necesaria para lograr que la causa llamada “Manzanas Blancas” se puede convertir en referencia obligatoria contra la corrupción judicial y el narcotráfico en donde particulares y funcionarios, se mezclan para encubrir delitos propios sin dudar en acusar, encarcelar y condenar a personas y familias inocentes.
         Valentín Temes Coto.

TEXTO COPIADA DE LA NOTA ESCRITA POR VALENTIN
Lolo Temes Coto.

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