Guardar
silencio, y seguir como si nada hubiera ocurrido, suele ser un patrón de
conducta de la mayoría de los ciudadanos ante un hecho público de violencia, o
frente a un accidente de tránsito.
Vivimos
tan a la defensiva, que decidimos no involucrarnos en cuestiones que solo
atañen al prójimo. Este pensamiento prácticamente colectivo, permite a los
victimarios gozar de la gran impunidad que años y siglos atrás resultaría impensable.
Sin
entrar en un análisis pormenorizado del fenómeno mencionado, y solo llegando a
una parte que nos puede afectar a todos: trataré aquí el puntual caso de un
empleado del Poder Judicial argentino, que un día dejó de mirar para otro lado
y se enfrentó al superior jerárquico que lo obligaba a realizar tareas de “limpieza”
en algunos expedientes que circulaban por aquel juzgado.
El
Secretario de aquel juzgado llegó a ser nombrado juez, mientras que el joven
que enfrentó a su jefe negándose a cumplir la orden de “perder” un informe con carácter
probatorio en favor de una de las partes del expediente, fue castigado con el
traslado a otra dependencia del fuero: el archivo.
Fue así
como terminó la carrera de un joven talentoso que lleno de ilusiones y
ambiciones se encontró con el castigo a su osadía de no haber cumplido una vez
más, la orden de aquel Secretario.
Pasaron los años hasta que el joven demolido
profesionalmente se decidió a denunciar los hechos que de forma asidua ocurrían
en aquella dependencia judicial. Lo hizo convencido de que era su obligación
como persona y como profesional. Y también alentado por su compañera de vida,
que lo veía hundido en sus miserias mentales a los treinta años.
La pareja
se reunió con un abogado conocido del fuero, y este los animó a presentar las denuncias contra el
Secretario y contra el Juez titular de ese juzgado.
Tras un
cierto escándalo al momento de presentar las demandas, y llegando a presentar
delitos penalmente graves para los imputados, por ser funcionarios públicos; se
vinieron días, semanas y meses de eternos
silencios, donde las pesquisas no avanzaban, y las únicas novedades fueron los
nombramientos del juez como juez de Cámara, y el Secretario nombrado Fiscal…..
Demás
esta contar, que con estos nombramientos, el abogado de la pareja denunciante
renuncio a su cargo aludiendo imposibilidad para continuar con las demandas que
no obtenían ningún impulso ni avance. Por el contrario, las denuncias fueron
archivadas y hoy descansan en alguna estantería de los Tribunales Penales.
Al día de
hoy la pareja denunciante se dedica a trabajar en la actividad privada, alejada
de los Tribunales, y preocupados por tener que cruzarse algún día con el hoy
famoso y mediático Juez de Cámara, o peor aún con el también televisivo Fiscal
Federal (Peronista) que no dudaría ni un segundo en interponer su venganza
contra aquel joven que desafió al Poder…..
Valentín
Temes Coto.
ES COPIA DEL ESCRITO DE VALENTIN.
Lolo Temes Coto.
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