martes, 13 de septiembre de 2016

¿LOS CONOCEN?

        Guardar silencio, y seguir como si nada hubiera ocurrido, suele ser un patrón de conducta de la mayoría de los ciudadanos ante un hecho público de violencia, o frente a un accidente de tránsito.
        Vivimos tan a la defensiva, que decidimos no involucrarnos en cuestiones que solo atañen al prójimo. Este pensamiento prácticamente colectivo, permite a los victimarios gozar de la gran impunidad que años y siglos atrás resultaría impensable.
        Sin entrar en un análisis pormenorizado del fenómeno mencionado, y solo llegando a una parte que nos puede afectar a todos: trataré aquí el puntual caso de un empleado del Poder Judicial argentino, que un día dejó de mirar para otro lado y se enfrentó al superior jerárquico que lo obligaba a realizar tareas de “limpieza” en algunos expedientes que circulaban por aquel juzgado.
        El Secretario de aquel juzgado llegó a ser nombrado juez, mientras que el joven que enfrentó a su jefe negándose a cumplir la orden de “perder” un informe con carácter probatorio en favor de una de las partes del expediente, fue castigado con el traslado a otra dependencia del fuero: el archivo.
        Fue así como terminó la carrera de un joven talentoso que lleno de ilusiones y ambiciones se encontró con el castigo a su osadía de no haber cumplido una vez más, la orden de aquel Secretario.
        Pasaron  los años hasta que el joven demolido profesionalmente se decidió a denunciar los hechos que de forma asidua ocurrían en aquella dependencia judicial. Lo hizo convencido de que era su obligación como persona y como profesional. Y también alentado por su compañera de vida, que lo veía hundido en sus miserias mentales a los treinta años.
        La pareja se reunió con un abogado conocido del fuero, y este  los animó a presentar las denuncias contra el Secretario y contra el Juez titular de ese juzgado.
        Tras un cierto escándalo al momento de presentar las demandas, y llegando a presentar delitos penalmente graves para los imputados, por ser funcionarios públicos; se  vinieron días, semanas y meses de eternos silencios, donde las pesquisas no avanzaban, y las únicas novedades fueron los nombramientos del juez como juez de Cámara, y el Secretario nombrado Fiscal…..
        Demás esta contar, que con estos nombramientos, el abogado de la pareja denunciante renuncio a su cargo aludiendo imposibilidad para continuar con las demandas que no obtenían ningún impulso ni avance. Por el contrario, las denuncias fueron archivadas y hoy descansan en alguna estantería de los Tribunales Penales.
        Al día de hoy la pareja denunciante se dedica a trabajar en la actividad privada, alejada de los Tribunales, y preocupados por tener que cruzarse algún día con el hoy famoso y mediático Juez de Cámara, o peor aún con el también televisivo Fiscal Federal (Peronista) que no dudaría ni un segundo en interponer su venganza contra aquel joven que desafió al Poder…..

        Valentín Temes Coto.

ES COPIA DEL ESCRITO DE VALENTIN.
Lolo Temes Coto.

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