jueves, 26 de mayo de 2016

S. XXI / SISTEMA JUDICIAL.



       Estamos a principios del siglo XXI, y vivimos en una sociedad híper conectada en tiempo real. En  la mayor parte de los ámbitos en que participamos, todo se realiza de forma rápida y sencilla. Cuando entramos en un supermercado podemos comprar una gran variedad de productos en unos pocos minutos; inclusive estamos capacitados para hacerlo desde nuestra casa por medio de aplicaciones informáticas instaladas en celulares o computadoras. De forma similar ocurre con la compra, alquiler o visitas en la mayoría de los servicios y bienes que demandamos.
       Pero cuando un ciudadano se ve obligado a depender del Sistema Judicial, en cualquiera de las posibles condiciones de imputado, querellante o testigo; pasa a quedar dependiente durante incalculable tiempo de la ineficiencia y de la burocracia con que aun hoy en el siglo XXI continua estancado el mencionado y criticado Sistema Judicial. Cualquier trámite por sencillo que pueda ser, y poniendo como ejemplo el acceder a sacar fotocopias de un expediente, se extiende a días o semanas, y obliga a determinados horarios de muy corto espacio que limitan y obligan a las partes, a los usuarios del Sistema Judicial, a transitar cansinamente un día tras otro los diversos edificios judiciales.
       Millones de expedientes con miles de millones de hojas se archivan después de haber estado durante años dando vueltas por juzgado y fiscalías, sin haber sido realmente revisados y menos aun desarrollados como corresponde por las personas que decidieron en esos mismos expedientes imputar, condenar o absolver a personas obligadas a depender del mal funcionamiento del Sistema Judicial.
       Tomando el simple ejemplo de un supermercado, me gustaría ver la reacción de cualquiera de los magistrados que después de haber realizado la compra y elegido sus productos, se viesen obligados a esperar por la entrega de esas mercaderías semanas, meses o años esperando explicaciones a las demoras injustificadas…..
       No es solo el Sistema Judicial el que está obsoleto en su funcionamiento, o fuertemente salpicado por la corrupción de una parte importante de sus miembros. Pero sin duda alguna, y con evidencias escritas y filmadas, se puede asegurar que el Sistema Judicial continúa anclado al pasado. A un pasado poco o nada transparente donde los protagonistas con cargo de funcionarios encubren y protegen a “colegas” o a “clientes”, según al caso y el momento.
       Encuestas e investigaciones periodísticas dan cuenta de la opinión negativa que tiene la mayor parte de la sociedad sobre el Sistema Judicial. Pero esta opinión generalizada se ve silenciada por políticos (Poder Ejecutivo) que dependen en su día a día del “correcto funcionamiento” -según sus intereses- de jueces y allegados que confirmen sus políticas del momento.
       Así las cosas, y desde mi punto de vista en particular solo me queda la triste resignación de que no podremos lograr cambiar un Sistema Judicial que desde sus origines es oscuro, taimado y corrupto. Solo queda la satisfacción de poder denunciar dentro del propio Sistema Judicial, y públicamente también las reiteradas y diversas acciones de corrupción y natural arbitrariedad que durante seis años venimos padeciendo, sin encontrar lamentablemente al “paladín” que haga de nuestra causa una bandera.
       Valentín Temes Coto.

COPIADO LITERALMENTE DEL ESCRITO DE VALENTIN.
Lolo Temes Coto.

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