martes, 17 de enero de 2017

ESE MAL TAN EXTENDIDO.

        Esta nota va dedicada a todos aquellos que no pueden ser capaces de entenderse a sí mismos, y cometen el error humano más antiguo y básico que se conoce desde el principio de los tiempos: LA ENVIDIA.
        Personas que justifican sus propias falencias, criticando a otros que para ellos aparecen como “enemigos”. Envidiar para después llegar a odiar a alguien, supone un paso mínimo, que muchas veces las personas lo damos sin prestarle la atención que se merece ese movimiento maligno.
        Gentes que desean el mal para el prójimo, no son personas que tengan grandes valores individuales. Son normalmente seres acomplejados que se disfrazan de fuertes y exitosos personajes pero que cada día se despiertan atormentados con su propio rostro ante el espejo.
        Aquellos que van a leer esta nota, y padecen del tan extendido mal de la envidia, les ofrezco la posibilidad de poderse curar en tan solo unos minutos. Es más simple de lo que uno puede llegar a imaginar, porque lo realmente difícil está en sincerarse y ocuparse durante esos contados minutos, de entender realmente quienes somos y lo que realmente somos.
        Verán ustedes:
        Hace unos días unos destacados investigadores descubrieron fósiles de seres vivos o de plantas de hace unos 545 millones de años. Ya se habían encontrado fósiles similares pero con menos antigüedad, en Australia, Canadá, Inglaterra y algún otro país. Esta información supone y nos ayuda a definir con claridad científica que “NADIE” creó el Mundo en seis días y al séptimo descanso. Y que tampoco “NADIE” creo al hombre a imagen y semejanza de “nadie”. Somos fruto de una evolución, de  la cual desconocemos muchas más cosas que las que conocemos. Ante esta información y el razonamiento que muchos formulamos; quiero hacer hincapié en lo que escribí en los primeros párrafos. Todos nosotros somos un misterio para nosotros mismos. Ese misterio puede ser el causante de pensamientos perniciosos, que muchos manifiestan envueltos en la “ENVIDIA”, que se convierte en una herramienta para seguir siendo simples y básicos seres humanos que son incapaces de enfrentarse a las propias y genuinas dudas sobre nuestra real identidad y capacidad como especie. La cobardía demostrada por la mayor parte de la raza humana durante los últimos siglos supone en fracaso inmenso. Fueron estos últimos cuatro o cinco siglos el “momento” de la evolución humana para poder llegar a entender nuestro origen; o lo que es más importante aún….nuestra realidad. Realidad que nos llevaría a saber quiénes somos y de dónde venimos. Con todo el avance tecnológico, y cultural que venimos realizando, no fuimos capaces de conseguir enfrentarnos a nuestras propias miserias, y seguimos viviendo como nos han inculcado aquellos que viven a cuenta de la mayoría silenciosa.
        La nota se termina en este párrafo; y tal vez no consiguió ayudarlos a curarse de la envidia. Pero a buen seguro que cuando mañana se despierten, pensaran que no son más que unos fósiles avanzados, que solo serán recordados durante un puñado de años, por un puñado de personas simples y confundidas. Vive y muere sin envidia, verás que algo más entenderás. Si no puedes conseguirlo…..Triste final tendrás envidioso.
        
        Valentín Temes Coto.

LITERAL COPIA DE LA NOTA ESCRITA POR VALENTIN.
Lolo Temes Coto.

        

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