El ajedrez es
una juego donde cada pieza tiene un determinado valor, y todas excepto el rey
son prescindibles en determinado momento y dependiendo de cada partida. Aparte
de ser un juego fantástico para ejercitar la mente, también supone fuente de
inspiración para muchas personas en su desempeño cotidiano, tanto profesional
como personal.
Existen
verdaderos maestros en el “Ajedrez de la Vida”, fríos y calculadores que van
siempre con varios movimientos de ventaja con respecto a sus semejantes.
Son excelentes
maestros con estilos y estrategias de juego diferentes, pero siempre valorando
en cada decisión cual es el grado de prescindibilidad que corresponde a fulano
o mengano.
Normalmente a lo
largo de nuestra vida, siempre solemos tener la oportunidad de participar en
algunas partidas del “Ajedrez de la Vida”; e incluso llegamos a creer que
podemos seguir ganando después del primer éxito. Creemos y podemos
efectivamente ganar; pero solo hasta que se cruza en nuestro camino uno, una o
ambos de los maestros que están repartidos por los cinco continentes….y también
por el sexto….
Tengo una lista
con los nombres de algunos destacados “maestros” con los que yo alguna vez jugué
o vi jugar, en este apasionante “Ajedrez de la Vida”. En esa lista figuran
algunos que ya no están en este mundo, y también muchos que ya no podré volver
a enfrentar por estar hoy y también mañana , en diferentes dimensiones y
protegidos todos ellos por el olvido. Pero están presentes –en la lista-, los
que tendrán que darme revancha, y los que sin duda insistirán en que yo le
conceda otro nuevo enfrentamiento. Tendré que ir organizando mis próximas partidas
por orden de importancia, para no verme jugando en medio de algunos “maestros”
que no son realmente más que aprendices…..
En el “Ajedrez
de la Vida” no hay posibilidad de hacer tablas. No existe el empate, el nulo,
ni el ahogado para lograr no perder y optar a un nuevo juego. En este juego que
dura años, de acuerdo a cada uno, solo está la posibilidad de ganar o perder….
Son pocos los “maestros”
que llegan a comprender la esencia del juego, y pueden decidir libremente si
jugar o no jugar, tal o cual partida.
Cuando somos
jóvenes y buscamos el reconocimiento de famosos “maestros”, solemos estar dispuestos
a jugar todas cuantas partidas nos ofrecen y desafían. Pero ya con el paso de
los años y los logros y fracasos acumulados, solemos elegir con más criterio
las partidas a disputar.
Un gran maestro que
conocí y traté; me enseño que nadie es invencible en el “Ajedrez de la Vida”; y
que en una partida donde hay revancha acordada, jamás hay que tener miedo.
Este juego del “Ajedrez
de la Vida”, te envuelve desde la infancia en el colegio hasta la llegada de la
muerte…..Y es en ese último momento, cuando se presenta la muerte, que no
solemos ser capaces de ver la jugada ideal. Una jugada que tendríamos que haber
superado mucho tiempo atrás.
Valentín Temes
Coto.
COPIADO LITERALMENTE DE LO ESCRITO POR VALENTÍN.
Lolo Temes Coto.
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