Al final pude descubrir tu gran mentira. Esa
que durante tantos años me había hecho sentir el mejor.
Me
mentiste sabiendo que con ello me encadenabas a tu voluntad y a tu vida. Yo
tardé muchos años en conocer la verdad que sospechaba desde el primer momento.
Te preguntarás
como conseguí llegar a tener la certeza que tanto me angustiaba y asustaba. Fue
un poco por casualidad, y un mucho por dedicación. Horas y días tratando de
conseguir que alguno de aquellos hombres hablara y contara sin desconfianza ni
exageración sobre el vínculo que durante años habríais compartido.
No fue uno,
ni dos…..tres fueron los que me dieron la versión que yo tenía. Ellos dejaron –sin
saberlo- tu mentira sin resguardo.
Ese día
te condené, y al mismo tiempo te perdoné consiguiendo algo que no había podido
imaginar jamás: Era feliz y libre.
Esa
mentira que me unió a ti durante años fue la misma que me liberó sin traumas ni
tormentos de tu persona.
Todo lo
hasta aquí escrito fue el resumen de lo que un hombre me contó en esta cárcel
de Argentina. El hombre se refería a su padre. Descubrió la verdad estando
preso, y se fue en libertad (semi libertad) doblemente feliz y doblemente
liberado. Su vida cambió el día que esos tres hombres descubrieron el engaño
que su padre le presentó años atrás, y que lo llevó a terminar preso.
Fue por
teléfono como se despidió del padre, antes de salir en libertad, por ese motivo
yo escribí la nota en primera persona.
Esta
historia real, esta historia de una mentira que marca la vida de un hombre, me
hizo pensar y recordad. Y al hacerlo llego a una conclusión que me preocupa, de
llegar a ser cierta: Todos tenemos “esa mentira” que marca nuestras vidas; pero
la mayoría no tenemos el valor para enfrentarla y liberarnos. Nos morimos con “esa
mentira” que alguien más o menos cercano nos contó.
Valentín
Temes Coto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario