Hace unas semanas escribí una nota
dedicada a un niño que hoy tiene trece años. Esta es una historia real y
trágica; porque ese niño que es ya un muchacho entrando en la adolescencia le
escribió una carta a su padre el domingo 19 de Junio pasado, precisamente por
ser el día del Padre en Argentina.
El tema de la carta, y el motivo para
haberla escrito, era el poder explicarle a su padre lo que está sintiendo y que
no puede decírselo de palabra o por teléfono, ni en las visitas semanales.
Yo puede leer esa breve carta donde
este chico intentó explicar su tristeza, su angustia y dolor por no poder estar
viviendo con su padre.
Me resultó imposible el poder
contener el llanto ante las frases que Tomás (Tomy) dedicaba a su padre. La
admiración, cariño y respeto que siente por su progenitor, son la causa que le
impiden plantearle abiertamente a este cuáles son sus pensamientos.
Tomás espera ansiosamente la primera
salida transitoria de su padre para poder estar junto con su madre y sus
abuelos en torno a una mesa degustando el asado.
Pero yo creo que Tomás tiene la
angustia de haber buscado en internet información de la causa por la que su
padre fue condenado. Y pienso que a Tomás le pesa el que su padre se vio
obligado a desistir de la apelación de la sentencia para conseguir “disfrutar”
de unas pocas horas en familia con el beneficio de las salidas transitorias; ya
cerca de los seis años de prisión.
Su padre es inocente, pero el
Sistema solo le ofrece el “premio” de unas salidas, después de retirar la
apelación y aceptar, aunque sea de forma forzada la culpabilidad.
Tomás no es capaz de contar todo
esto a su padre. Así es como yo lo veo, y así se lo comenté al padre de Tomás.
Este muchacho que tenía siete años
cuando su padre fue privado de su libertad, y hoy tiene trece años, está
sufriendo el castigo impuesto a su padre de forma arbitraria y delictiva, por
parte de unos magistrados que con pleno conocimiento y premeditación cometieron
toda una serie de delitos para dejar preso por trece años al padre de Tomás.
Es totalmente asqueroso el tener las
pruebas que demuestran la inocencia de tres personas, y ser capaces de condenar
a sabiendas a esas tres personas y a sus familias.
Estos jueces “criminales y
genocidas” de personas y familias, tendrán que estar obligados a leer la carta
que Tomás envío a su padre el domingo. Leer y explicar ante los que a ellos
tendrán que juzgar, como valorarían esas frases entre cortadas por la
desesperación y la angustia de un muchacho que lleva seis años obligado a tener
una doble vida. La doble vida de un chico normal muy inteligente, aplicado y
feliz en el colegio y con sus amigos. Pero a la vez un chico sin padre que
convive con el dolor que su madre ya no puede disimular, y que él trata de
controlar evadiendo la realidad de tener a su padre preso.
Tomás terminó la carta sin ser capaz
de expresar su realidad, pero se permitió el animar a su padre diciendo que es
fuerte, que está bien….y que ya poco falta para estar juntos.
Yo seguiré peleando para que Tomás y
las otras personas que conforman nuestras familias, puedan tener la resolución
judicial que absuelva a tres personas que fueron injustamente condenadas.
También no tendré descanso hasta conseguir las resoluciones judiciales donde
los “criminales genocidas” magistrados estén condenados.
Para ti será Tomás este mi regalo
del próximo cumpleaños.
Valentín Temes Coto.
COPIADO DE LO ESCRITO POR VALENTIN
Lolo Temes Coto.
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