Es posible que cada uno de nosotros
estemos confundidos con lo que realmente es la vida. Podemos llegar a pensar
que todos tenemos más o menos fundamentos para justificar nuestras acciones y
pensamientos. Todos tenemos el derecho de poder pensar diferente del prójimo.
Creo que realmente todo esto es cierto.
Pero lo que no se puede discutir, y
está fuera de cualquier duda o polémica, es el cumplimiento de las leyes que
regulan nuestra sociedad. Un delito no es opinable; es o no es delito, y punto.
Abogados, jueces y fiscales viven
manipulando la interpretación de esas leyes que fueron legisladas para ordenar
y asegurar a nuestra sociedad.
En la actualidad, se llegó a tal
nivel de corrupción, que bien podemos asistir a claros ejemplos de fraudes
judiciales en muchos de nuestros países occidentales.
Normalmente nos estamos encontrando
con legisladores, gobernantes y magistrados que están obligados a negociar
acuerdos con grandes grupos económicos. Estos grupos económicos y todo poderosos
pueden fácilmente lograr que el gobierno de turno obligue a los legisladores
parlamentarios a cambiar y modificar tal o cual ley necesaria para su
beneficio. Y por supuesto que todos ellos cuentan con el respaldo hipócrita y
manipulado de la mayoría de los magistrados encumbrados en el poder.
Toda esta situación no suele
distinguir entre tal o cual ideología política, y lamentablemente solo podemos
destacar a unos pocos personajes íntegros que suelen pasar por la historia sin
más pena ni gloria que sus menciones fuera del contexto del momento puntual.
Y aquí viene que la mayoría de los
ciudadanos excluidos por estos grupos y asociaciones de poder, busquemos en
alguna de las religiones y sus variantes, las respuestas y el amparo que en
nuestras vidas son silenciadas. Religiones que también fallan y desprecian a
sus seguidores, porque también “ellas” están unidas y entre lazadas con los
poderes antes mencionados.
Al encontrarnos solos y engañados
durante el tiempo que dure nuestra vida; el único camino que nos puede conducir
hacia una vida tolerable, es el
individualismo bien entendido y bien practicado.
El individualismo va de la mano de
la libertad, que es el bien más preciado del hombre. El individualismo respeta
y convive con el prójimo, pero se esconde –porque desprecia- del poderoso, del
corrupto, y del salvador que a nadie salva.
Con el individualismo solo se cree
en lo que uno y cada uno de nosotros podemos hacer y conseguir.
No tienen sentido alguno, todas esas
ideas viejas que refieren al bien común y a las soluciones globales y para
todos. El mundo ya está globalizado por la comunicación en tiempo real; algo
que cambio totalmente nuestras vidas aun sin habernos parado a pensarlo. Por
así como estamos de comunicados, también tenemos que estar individualizados
para poder buscar y encontrar las formas de ser más felices y dichosos como
individuos, como personas libres.
Siempre tengamos presente el ¿Por
qué?
Siempre busquemos la libertad.
Valentín Temes Coto.
COPIADO LITERALMENTE DEL ESCRITO DE VALENTIN
Lolo Temes Coto.
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