El pasado día siete de diciembre del año 2014, escribí una
nota donde describía la situación del ciudadano español detenido en Buenos
Aires llamado José Martin Martin. Por aquellas fechas este hombre estaba con más
de tres años detenido esperando ser llevado a juicio, por ser el responsable
del barco donde encontraron setecientos kilos de cocaína con destino a España.
Hoy aún está esperando que lo lleven a juicio para asumir la
condena y ser expulsado de Argentina… Así son las cosas, ya que el fiscal le ofreció
un pedido de condena de no más de cinco años… Lleva tres años y nueve meses
detenido, con lo cual la expulsión que le corresponde a mitad de condena ya está
de sobras cumplida.
Pero recién me entero después de haberlo encontrado en uno de
los pasillos del módulo, que José Martin tiene diagnosticado un tumor ubicado
en el maxilar superior derecho.
También le confirmaron que arrastra una bronquitis crónica
con principios de neumonía. Esta enfermedad se la trató y negaron durante más
de dos años en el hospital del centro penitenciario.
Si recuerdan las dos notas publicadas en diciembre del año
pasado, tendrán presente el reclamo y queja de cómo se comportó el Consulado
Español en este caso –como en tantos otros- donde lo único que ahora parece
hayan hecho es haber escrito una de esas cartas diplomáticas dirigidas al
Tribunal responsable de la seguridad de Martin, para pedir diligencia a la hora
de resolver la situación del ciudadano español.
Ciudadano español que en ese mes de diciembre pasado se había
declarado en huelga de hambre, sin conseguir ninguna respuesta del Tribunal, y
solo recibiendo los consejos de los funcionarios del Consulado que le pedían
–para evitar sus propios problemas- abandonara esa postura tan drástica.
Yo solo pretendo con esta nota dejar en clara evidencia la
inutilidad del sistema judicial, del sistema carcelario y del sistema
diplomático.
Los ciudadanos estamos desgraciadamente perdidos cuando
pasamos a depender del criterio profesional de unos y otros funcionarios.
¿Qué tipo de carta le van a enviar ahora desde el Consulado
Español a los hijos y hermanos de José Martin?
¿Les anunciaran nuestros funcionarios, que próximamente
–dependiendo de la fecha de juicio aún sin definir-, después de que Martin se
vea obligado a soportar los comparendos del juicio será condenado y expulsado
para que pueda volver con sus seres queridos a compartir dos enfermedades graves que desarrollo en una cárcel argentina?
Considero claro que José Martin Martin se ira de Argentina
habiendo pagado una cadena perpetua por las enfermedades que lleva. Pero
también es posible –ojala no resulte así-, que la condena puede ser considerada
de pena de muerte…
El tumor y los cirujanos decidirán el grado de la pena.
Y mientras los jueces, los fiscales y camaristas de Casación
permanecen observando desde la distancia que les brinda su cargo, un drama
humano más de un ciudadano común.
Un ciudadano que no les va a complicar la vida con denuncias
ni recriminaciones internacionales, porque solo buscaba la libertad asumiendo
su culpa, sin importarle ningún derecho más que le pudiese corresponder.
Ahora Martin ya ni siquiera se plantea su injusta situación
de prisión preventiva sin plazos legales planteados… ahora José Martin solo
reza –porque es católico y creyente- por conservar su vida y no terminar sus
días a diez mil kilómetros de su tierra.
La historia de José Martin no es de las que pueda atrapar a
los televidentes durante media hora escuchando y viendo la cruel realidad. Es
una historia que no representa escandalo para los jueces, ni para los
funcionarios diplomáticos. Y ante esta realidad, creo que la vida de José
Martin Martin ya solo depende de la fuerza mental que este hombre tenga para
poder soportar su encarcelamiento y sus enfermedades mientras otros deciden su
inmediato futuro…
La historia de Martin sumada a la de uno mismo y otras que
por aquí se conocen, dan por sentado que todo es una BASURA.
Valentín Temes Coto.
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