lunes, 6 de julio de 2015

JURISPRUDENCIA.

                                    
Jurisprudencia. (Del lat. iuris prudentĭa). f. Ciencia del derecho. || 2. Conjunto de las sentencias de los tribunales, y doctrina que contienen. || 3. Criterio sobre un problema jurídico establecido por una pluralidad de sentencias concordes. (Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.)

Los jueces utilizan la jurisprudencia para fundamentar sus decisiones en las resoluciones que dictan. Es decir, que cada uno de los magistrados utiliza para respaldo de sus decisiones los criterios que ya anteriormente otros colegas o incluso ellos mismos ya habían aplicado.

También utilizan el uso y conocimiento de la jurisprudencia los abogados tanto defensores como querellantes, los fiscales, los secretarios judiciales que le suelen escribir las resoluciones a la mayoría de SS.SS.

Y hoy en día ya empezamos a ver como en algunos medios de comunicación, también los periodistas –algunos pocos que destacan sobre la burda mayoría- mencionan tal o cual jurisprudencia que hace a tal o cual caso…

¿Y qué ocurre cuando algunos magistrados tienen que resolver de forma contraria a lo que la jurisprudencia del caso les obliga?

Esta pregunta no debería de tener sentido hacerla, pero lamentablemente es de obligado planteo, ya que en muchas ocasiones nos encontramos con resoluciones contrarias a esa jurisprudencia recopilada durante años y años.

Y como la pregunta desgraciadamente tiene lugar, también la respuesta se hace presente: No fundamentan las resoluciones que chocan contra lo establecido por esa jurisprudencia a la que dicen estar obligados a respetar.

Así de simple, descarado y concreto es la verdad. Se burlan de lo que ellos mismos presentan para confirmar sus propias decisiones. 

Y se burlan omitiendo, ignorando o simplemente incluso en ocasiones escribiendo argumentos que no guardan ni la más mínima relación con los hechos planteados y por los cuales, estos llamados juristas están obligados a decidir y dictar resoluciones.

En nuestra causa, la llamada Manzanas Blancas, tenemos un sinfín de ejemplos que dan certeza a mis comentarios anteriores.

El valor de los libros que recogen la jurisprudencia es muy alto. 

Expertos editoriales y libreros se dedican a brindar a los profesionales del derecho todo ese variado recopilatorio, que se actualiza anualmente teniendo en cuenta los diversos fueros judiciales nacionales y también los internacionales.

Cuando hablamos del uso de esa jurisprudencia recopilada, hay que entender que los privados tienen que afrontar los costos de estar actualizados y conocedores así de las últimas aplicaciones dictadas. Pero cuando hablamos de esos funcionarios judiciales –tan bien remunerados están en la Argentina- que aquí denunciamos, nos encontramos con el costo CERO –económicamente hablando- y de la “vagancia” o abandono que los hace a no leer lo que el propio 

Sistema Judicial les hace llegar continuamente a sus cómodos despachos de trabajo.

Podrá entender cualquier persona, que amén de corruptos, arbitrarios e inescrupulosos, nos encontramos con la falta de capacidad profesional más descarada que podría darse en unos profesionales que tienen la potestad de poder encarcelar o excarcelar a cualquier otro semejante.

Supongo que todos ustedes recuerdan cómo funcionaban los tribunales de la Santa Inquisición en los siglos medievales y posteriores. Pues bien pueden estar seguros de que pocas diferencias se podrán encontrar entre aquellos Tribunales Cristianos, y estos que ahora adornan con tecnologías propias del siglo XXI las mismas miserias de seres despreciables con cargos de jueces.

Podrán creer algunos que lean esta nota que mis palabras exageran la realidad, pero les puedo asegurar que cuando podamos presentar detalladamente todos y cada uno de los “abusos jurídicos” perpetrados por ya más de quince jueces y asistentes, bien entenderán que mis palabras escritas son como arenas en una playa de sucia.

Desconozco cuál es el camino correcto para enfrentar realmente a este monstruo judicial que me retiene preso; pero continúo insistiendo con el reclamo de la aplicación de esas leyes y de esa jurisprudencia que asegura que mi situación de preso es ilegal, arbitraria y discriminatoria.

Valentín Temes Coto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario