Me llamó uno de los abogados que esta denunciado penalmente
en la causa que se tramita en el Juzgado Federal nº 2 de Comodoro Py.
Manifestó su sorpresa y preocupación por haberse enterado de
que figura junto a otras cincuenta y cuatro personas, como denunciadas por su
actuación a cargo de la defensa de uno de los imputados en la causa Manzanas
Blancas.
Escuche pacientemente sus comentarios, que resultaron de
imposible comprensión para mí, ya que la palabrería acelerada y dispersa con la
que abarcaba muchos de los asuntos que hacen a la causa, me dejó sin poder
encontrar una línea de respuesta adecuada.
Cuando se cansó de explicar, preguntar y responder el mismo
todos los planteos, solo me permití anunciarle que su actuación había sido la
propia de alguien que no estaba a la altura de la gravedad y complejidad de la
causa. Lo hice con tono respetuoso y siempre dejando bien en claro, que
precisamente los tribunales estaban para dar solución a las cuestiones que los
denunciantes y los denunciados presentan en el marco de la causa ya abierta y
en trámite.
Lejos de calmar su nerviosismo, esta persona de profesión
abogado dejó caer una amenaza verbal hacia mi persona, que implica otra
mayúscula demostración de lo que la mayoría de los abogados –sin distinción de género-
son capaces de hacer cuando se enfrentan a alguien que no les permite salir
impunes de sus tropelías.
La amenaza es de nulo valor, ya que al haberla declarado,
precisamente queda bien en claro que no será esta persona capaz de cumplir lo
manifestado.
De todos modos, quiero desde este Blog dejar en claro que la
amenaza presentada implica según sus palabras, la posibilidad de ser agredido
el primer día que ponga un pie fuera de la cárcel…
Por respeto a todos los denunciados –aunque la mayoría solo
merece un profundo desprecio- mantendré el anonimato sobre la identidad del profesional
del derecho que perdió los papeles durante su monologo telefónico. Será ante su
reiteración, o cuando proceda necesario que ampliaré mi denuncia contra esta
persona.
Podrán observar los lectores –seguro que también se incluye
al protagonista de la nota- que es de una insolencia
total y absoluta lo realizado por un profesional del derecho que anda
defendiendo imputados en distintos fueros de tribunales.
Pobre de nosotros que contamos con gentes de tan escaso valor
y conocimiento, para ser defendidos ante los corruptos magistrados del Sistema
Judicial argentino.
Valentín Temes Coto.
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