Un amigo me dijo un día que conocía la historia de un hombre
al que después de haber pasado media vida confundido, sin entender la verdadera
naturaleza humana, descubrió que su mente había sufrido un cambio tan radical,
que ya no creía en prácticamente ninguna de las cosas que antes tenía por
ciertas.
Aquel hombre se había visto obligado a sumergirse en la
lectura de gran cantidad de libros de gran variedad de géneros. Muchos de esos
libros fueron haciéndole comprender que la historia de la humanidad no era como
ella había estudiado en su juventud, y que por lo tanto sus creencias y
principios habían sido manipulados por medio de la educación recibida y la vida
por el antes llevada.
Me decía mi amigo, que aquel hombre había descubierto para su
propio asombro y sorpresa, que en verdad el comportamiento de los hombres no
había evolucionado en los últimos 2000 años de historia de la humanidad.
La
única diferencia importante se había producido en el desarrollo de tecnológico,
y en el avance de las ciencias. Es decir que según su opinión, la única
evolución se centraba en lo material…
Pero la esencia de las personas era exactamente igual entre
los gobernantes del Imperio Romano, o los Reyes de la Edad Media, y también se
corresponde con lo actuado por los líderes de las principales potencias
occidentales y las nuevas culturas orientales que se están extendiendo por
nuestro superpoblado planeta.
Destacaba mi amigo como los medios de comunicación llevan
siglos al servicio del poder de turno. Y también como se legislan leyes que
solo son de obligatorio cumplimiento para los ciudadanos comunes, ya que los
responsables de cumplir y hacer cumplir esas leyes mayormente claras y
concretas, solo se esfuerzan en su aplicación legal cuando es un individuo
aislado el que se somete a soportar su peso.
En resumen, mi amigo me insistía en la burla que desde hace
miles de años se hace de lo que las sociedades acordamos respetar para poder
vivir en paz y de forma civilizada…
O sea que todos los poderes del Estado están engañando desde
siempre a los que se ven obligados a ser controlados, administrados y
castigados por esos representantes
poderosos y mayormente corruptos e ineptos, que figuran en las cúpulas
del poder de turno.
Realmente la charla con mi amigo me dejó muy triste y
deprimido ante no solo la realidad de hoy, sino el futuro de mañana. También me
sentí burlado por haber estado cincuenta años ilusionado pensando que más allá
de los desastres de la historia de la humanidad, siempre habría una esperanza
para poder tener un mundo mejor en el futuro.
Mis pesares se confirmaron cuando después de haberme
despedido de mi amigo; me puse a meditar sobre aquellas anécdotas que uno vivió
en el pasado. Recupere los recuerdos de las traiciones que personas amigas me
presentaron. También reviví las falsedades que unos y otros utilizamos para
decirnos a nosotros mismos que somos unos triunfadores.
Rápidamente dejé de lado mis recuerdos para centrarme en
poder entender todo lo que mi amigo me había dicho ese día. Y al centrarme en
los dichos de mi amigo, descubrí que me estaba mirando en un pequeño espejo que
tengo en mi celda.
Valentín Temes Coto.
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