Escrito para Blog; a 29
de octubre de 2014.
Al escribir esta nota dedicada a mis hijos en el día de hoy,
me hago mi propio regalo de cumpleaños.
Con ya cincuenta y un años, con tres hijos y un cuarto de
vida por delante, le agradezco a quien no creo que exista, lo mucho que tengo…
Al escribir sobre mis hijos evito poner sus nombres y sus
años. Los defiendo de la poca intimidad que aún les pueda quedar, después de
sufrir en el papel de victimas completas, los abusos que los representantes de
la LEY, los mismos que conforman el SISTEMA, les obligaron a soportar con los
escandalosos e injustos hechos de haber detenido a su madre primero y a su
padre después.
Uno de los grandes valores de estos mis tres hijos, es que
son muy unidos. A tal punto que los tres forman un solo grupo…
Tres personas independientes, formadas, sufridas y con
grandes valores morales en sus vidas.
Los tres supieron elegir las compañías ideales, para
transitar hasta este momento el camino de sus propias vidas.
Dos hombres y una mujer que hacen sentir orgulloso de ser su
padre, incluso a alguien tan ausente como yo en ese obligado papel de ser su
padre.
En estos más de tres años y medio de prisión, donde mantengo
comunicación telefónica continua con ellos, más las visitas personales, siempre
encuentro en los TRES, la ayuda y el
apoyo suficiente como para poder seguir plantando cara a esta pelea tan
desigual e injusta contra el SISTEMA JUDICIAL ARGENTINO.
Ellos bien saben que solo les puedo ofrecer lo único que
tengo; y que para mi felicidad es lo que más valoran y extrañan de poder
disfrutar juntos conmigo: AMOR Y PASIÓN.
Amor y pasión por la propia vida, por su futuro que es más
prometedor que el mío; y por todos los sueños frustrados que algún día serán
realidad.
Tal vez les resulte de máxima formación para estos mis
queridos tres jóvenes hijos, lo vivido desde aquel 16 de junio del 2010… Como
su inteligencia, capacidad y formación son superiores, tengo en claro que los
tres sabrán ser felices sin tener que atormentarse con las ansias de venganza,
ni resentimiento por lo que han vivido en estos últimos años.
Increíble puede resultar para alguno que lea esta nota, que
mis tres hijos tienen la capacidad de ser felices y de estar limpios en sus mentes
aun ante nuestro presente de injusto sufrir.
Destacar aún más y de sobre manera su esfuerzo por entender y
comprender lo que resulta incomprensible para tres personas como ellos son. Y
también es obligado para mí el valorar en este punto todo lo que su Madre les
inculco desde que nacieron. A ella deben sin duda alguna esa manera de ser tan
especial que les permite ser como son… Maravillosos.
Gracias a los tres por ser mis hijos.
Valentín Temes Coto.
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