Escrito para Blog; a 20
de noviembre de 2014.
Hace cincuenta y un años, un hombre de raza negra, dio un
discurso en Nueva York ante más de 250.000 personas atemorizadas por el poder
de un Estado (EE.UU). Durante diecisiete minutos explico al mundo sus
pensamientos, y les conto que tenía un sueño… Con palabras, con paz, con valor
y sacrificio consiguió que las cosas cambiasen para las gentes oprimidas por
ser NEGROS. Pago con su vida su valentía de tener un sueño, pero lo consiguió
para sus hijos y nietos.
Hoy yo también tengo
un sueño. Un sueño que me mantiene firme y decidido a enfrentar desde la cárcel
a los que injustamente en ella me encerraron, y me mantienen. Tengo el hermoso
sueño que AUN ES POSIBLE demostrar a
la sociedad como actúa el Sistema. Como día a día de forma continua se abusa de
la gente que se cruza en su camino.
Por momentos me sorprendo aun a esta altura de la crueldad y
falsedad que son capaces de aplicar estas personas que representan a la
Justicia. Me irrita el tener aquí en mi computadora toda la prueba registrada
de un juicio podrido, falseado y manipulado por estas personas que se empeñaron
en conseguir un dinero que no tengo.
Sin duda alguna ya estamos cerca de poder ver que AUN ES POSIBLE encontrar algunas
respuestas a tanto abuso, a tanta injusticia y a tanta corrupción.
Aún es posible que yo pueda seguir soñando desde mi celda,
para continuar mañana haciéndolo desde mi casa.
Aún es posible que otras muchas personas se atrevan
a enfrentar al poder de turno, para conseguir que las gentes puedan seguir
soñando con ser realmente libres.
Cuando esta pesadilla que me toca sufrir se desmorone, creo
que aun será posible conseguir enseñanzas que sirvan para las gentes.
Aquel hombre joven, lleno de sueños por los derechos de su
raza y de sus gentes, fue asesinado junto a otros que también creían que aún era posible. Lo mato el Sistema en
el año 1969; y reconoció su propio delito en el año 1999. Tardaron treinta años
en asumir uno de los millones de asesinatos cometidos…
Se llama Martin Luther King; y yo sueño que aún es posible que esté vivo.
Valentín Temes Coto.
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