Realmente ahora entiendo cómo piensan y sienten la mayoría de
los funcionarios judiciales de la Argentina y los abogados ligados al poder
judicial. Y posiblemente también resulte de igual manera en otros países.
Las personas que por una u otra causa nos vemos involucrados
en cualquier expediente judicial, pasamos a ser meros objetos sometidos en cada
expediente, dejando de ser considerados personas por parte de los funcionarios.
Todos y según el rol que a cada uno le quepa, seremos
tratados con la indiferencia que el sistema judicial tiene instrumentado en los
funcionarios y también en los abogados privados que ya actúan en la gran
mayoría de acuerdo a los patrones fijados por el sistema.
Tanto los denunciantes o querellantes, como los imputados,
procesados, excarcelados, detenidos, condenados o absueltos… todos somos de una
u otra forma mal tratados por el sistema y por sus representantes.
Pero lo trágico ocurre cuando hablamos de causas penales y
somos las personas las que sufrimos los abusos y la desidia del propio sistema.
Estar preso por tal o cual cantidad de tiempo es irrelevante
para los jueces, fiscales y defensores, que ya están acostumbrados a tratar la más
variada cantidad de causas con diferentes dramas.
Estos representantes del poder judicial y sus allegados, ni siquiera
son conscientes en la mayoría de los casos, de este actuar deshumanizado, e
irreverente hacia el propio ser humano. Ellos creen que hacen bien su trabajo,
y que se sacrifican por la propia sociedad…
Dejo al margen el análisis de la corrupción. De funcionarios
como los “siete magistrados corruptos” por
nosotros denunciados.
Solo refiero en esta nota a los que consienten los abusos de
otros, y no dan valor a los propios. Algunos que saben y conocen de las
arbitrariedades que cometen superiores, o compañeros, y guardan silencio. Los
que entienden que así no se puede manejar la justicia… pero no hacen nada para
cambiar las cosas, más que criticar en el ámbito donde no se exponen a un
enfrentamiento con colegas.
Ver como expedientes de causas penales, y también otras
administrativas se dilatan por años por variados motivos de interés o de simple
ineficiencia corporativa, es habitual. Tramites que deberían de resultar de
suma urgencia y sencillez se convierten por múltiples motivos en plazos de
tiempo inmensos. Plazos de tiempo que cuando somos personas las que estamos
esperando en estado de detención, se torna ilegal tal actuación… Pero no le
importa absolutamente a nadie del propio Sistema judicial, el dar solución a
estas situaciones.
La mayor parte de los jueces, fiscales, funcionarios y
abogados que viven holgadamente de su trabajo, son personas con pocos valores
éticos y morales. Y también en su gran mayoría son cobardes personas que no
enfrentan su propia realidad, y por supuesto mucho menos la del prójimo.
Quiero pensar que en algún momento no lejano nuestra sociedad
podrá conseguir que se cambie todo este armado judicial que está lleno de
ineficiencia, corrupción y desidia. Para conseguir que se pueda dar el cambio
necesario, tan reclamado hoy en día por las sociedades occidentales, tenemos
que aportar cada uno de nosotros nuestro grano de arena a la hora de denunciar,
manifestar y enfrentar al propio Sistema.
Valentín Temes Coto.
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