miércoles, 9 de noviembre de 2016

¡¡NO SIRVE!!

        Podría yo hacer una nota cada día para tratar de explicar la forma y el modo de actuar del Poder Judicial en Argentina.
        También sería posible escribir la misma cantidad de notas para dejar bien en claro que la Justicia en España y otros lugares es bien similar en el fondo de las cuestiones a lo que ocurre en Argentina. Creo que la diferencia se da más en las formas, que en  lo profundo. En Argentina el descaro respecto a la corrupción y al corporativismo dentro del Poder Judicial, se presenta a diario con toda la naturalidad posible.
        Pero escribir notas y notas, que repiten sin descanso las tropelías de jueces y fiscales, solo hacen que llegue a considerarse normal, lo que es delictivo y anormal.
        Por lo tanto, hoy quiero plasmar en esta nota algo distinto y diferente cuando me refiero a los magistrados tantas veces denunciados.
        Hoy quiero destacar el esfuerzo y sacrificio personal que varios de esos magistrados corruptos, sostienen en sus días de trabajo en los Tribunales.
        Tenemos que ser capaces de pensar y entender, que estas personas se pasan horas, días, semanas, meses y años analizando pruebas para llegar a dictar resoluciones donde deciden sobre la vida de sus semejantes. Este trabajo supone una responsabilidad, para la que solo unos pocos están realmente preparados y capacitados para hacerlo.
        Es verdad que algunos son corruptos, y aceptan firmar y crear resoluciones que son pagas de antemano, para condenar o absolver, de acuerdo con el trato en cada caso. Pero otros muchos no son corruptos, y se esfuerzan por hacer una tarea seria y responsable de acuerdo a la Ley. Estos magistrados merecen el respeto de toda la sociedad, hasta que encontremos en sus despachos la desidia, la soberbia y la terrible cobardía de no enfrentar a sus colegas delincuentes, que ellos tienen identificados, pero jamás denunciados.
        Ante esta cruda realidad de corruptos y cobardes mezclados impartiendo “justicia”, solo nos quedan dos opciones para tomar, como conjunto de ciudadanos. El silencio, y que todo siga igual; o la queja y denuncia para que “algo” pueda cambiar.
        Ustedes me creerán o no, cuando me decido sin duda alguna a asegurar en esta nota, que ni  los unos ni los otros magistrados son aptos para el desempeño de sus funciones.
        Es más; Yo creo que en este siglo XXI tendríamos que conseguir la desaparición humana en el desempeño de funciones como magistrados.
        Las máquinas serán sin duda alguna más justas e imparciales que cualquiera de los magistrados actuales y futuros, que  ya son influenciados y manipulados por sus “padrinos judiciales”.
        La realidad es triste pero cierta. No puede haber un hombre que pueda decidir arbitrariamente sobre la vida de otro sin ser controlado en tiempo real. La Justicia hoy no tiene posibilidad real de que esto no ocurra.
        ¡¡NO SIRVE!!
       
       Valentin Temes Coto.

ES COPIA DE LA NOTA ESCRITA POR VALENTIN.
Lolo Temes Coto.

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