A esta altura de los acontecimientos que me tienen aún preso,
no debería de sorprenderme de cuestiones que refieren a lo que algunos
familiares y conocidos pudieron pensar en el año 2010, cuando estallo la causa
Manzanas Blancas.
Pero tal vez por ser gallego, y por lo tanto obsesivo con las
cosas propias de la vida, no puedo dejar de criticar abiertamente a personas
que manifestaron vergüenza por tener
el mismo apellido que uno, y ser nombrados como familiares de un
narcotraficante.
Esos familiares –así como algunos amigos y conocidos- tendrán
que hacer ahora un mea culpa cuando
se termine de consolidar la tremenda ilegalidad cometida contra tres inocentes.
Familiares, amigos, abogados, periodistas y opinologos en
general, deberían de hacerse cargo de sus actuaciones y presentar públicamente
el reconocimiento que nosotros y nuestras familias merecemos.
De momento, y al día de hoy yo denuncio el prejuzgamiento que
todos estos individuos ejercieron sin prestar atención, ni dar credibilidad a
nuestros siempre continuos reclamos de justicia ante nuestra clara inocencia.
Pero las personas somos fácilmente manipuladas por los
resortes del Sistema, y también por la formación moral de la que todos fuimos víctimas
en nuestra educación.
Y es así como nos encontramos con parientes que se encierran
en casa, que no responden el teléfono, que no hablan con tal o cual persona
para no verse involucrados directamente, etc.
Estas personas, estas gentes que al mismo tiempo que se
esconden dicen querer estar acompañando en el sufrimiento de los padres o
hermanos de los supuestos delincuentes.
Ante el prejuzgamiento del que somos objeto por parte de unos
y otros, yo les ofrezco desde este espacio la oportunidad de que se informen y
tengan el valor, aunque solo sea por una vez en su vida, de hacer algo
memorable e importante, denunciando a los funcionarios que bien podrán
identificar en este expediente lleno de actos delictivos.
A los que prejuzgaron, y que se preocuparon por su buen
nombre y honor, así como también su trayectoria de ciudadanos ejemplares, les
ofrezco la oportunidad de ser valiosos realmente para con la propia sociedad. Infórmense
y denuncien a los que realmente les mancharon su apellido, y les llevaron a
encerrarse en sus casas por miedo a poder ser también nombrados…
Los que prejuzgaron son pobres de toda pobreza moral y
psicológica.
Los que prejuzgaron son los que permiten que el Sistema tenga
cada vez más poder para abusar de los que son tan ajenos al delito como ellos
mismos.
Algunos que prejuzgaron volverán a hablar conmigo,
escondiendo sus dichos y sus acciones… Por el momento les informo de que
dispongo de dos líneas telefónicas para recibir sus disculpas antes de salir en
libertad… Después será tarde.
Valentín Temes Coto.
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