Unos días se consigue mantener el pensamiento en orden y
dentro de una lógica, que llega a sorprender a uno mismo, por la casi
normalidad con que se analizan las sensaciones que uno va teniendo a lo largo
del día.
Pero otros días la impotencia de seguir estando preso, supera
el equilibrio emocional que uno se impone como rutina. Y es en esos días cuando
no se pueden escribir notas para el Blog, ni siquiera hablar por teléfono con
la familia.
Cuando la racionalidad queda por debajo de las pasiones que
el propio carácter impone, al entrar a valorar que los días siguen pasando y
tres personas estamos presas sin ninguna justificación más, que el linchamiento premeditado de unos
magistrados delincuentes.
Creo a esta altura de mi vida, que sin duda alguna, las cosas
suceden dentro de una lógica, e influenciada esta por múltiples circunstancias
que conforman la existencia de cada cual.
Quiero decir que ya no comparto en absoluto cualquier teoría
que haga referencia al destino, ni a los designios de ningún Dios. De llegar a
estar yo equivocado en estas apreciaciones, me vería obligado a preguntarme por
qué un Dios tan bueno y justo como siempre nos dicen y escriben, puede ser
capaz de permitir que personas inocentes tengan que sufrir castigos impuestos
por verdaderos desgraciados delincuentes y corruptos representantes del
Sistema…
No será que el Dios al que le hacen referencia desde que
nacemos, supone una alegoría más al servicio precisamente del Sistema…
Unos días uno medita y piensa, buscando un camino racional
para llegar a poder encontrar alguna cuestión que justifique todo lo que uno
soporta estando preso.
Realmente, y durante esos minutos a veces horas, donde se
ordenan las ideas, solo siento que mi mente hace generar nuevas neuronas en mi
cerebro, que funcionan con gran velocidad y una mayor intensidad de luz a la
que estaba acostumbrado. Una luz y una velocidad que suponen para mi mente la
mejor oportunidad posible –hasta el día de hoy- de poder comprender que los
limites que tenemos las personas a la hora de ser despiadados y miserables son
prácticamente desconocidos por los propios malvados y por las ilusas víctimas.
Unos días si, y otros
también… me imagino
estar sentado a una mesa, compartiendo un simple café con los siete magistrados
corruptos. Consigo reproducir con lujo de detalles, los argumentos que los
siete me brindan para explicar todo lo que hicieron desde el 16 de junio del
2010, hasta ese día que compartimos una mesa…
Les aseguro que creo poder escribir los diálogos de los siete
para conmigo. Tengo la certeza de que cada argumento suyo seria rebatido con
mis palabras leyendo tal o cual pasaje de la causa…
Pienso que estos diálogos llenarían miles de páginas, con
millones de letras y solo cuando ustedes las leyeran, podrían entender lo que
yo hoy comprendo sin llegar a compartir esa mesa.
Unos días si, y otros
casi también… intento
perdonar después de comprender lo incomprensible. Y todos los días termino
condenando a estas personas, ya que yo no creo tener Dios que les haga pagar
por su maldad.
Esperaré a tomar ese café con cada uno de ellos en algún
momento de nuestras vidas y así… unos
días si, otros tal vez podamos llegar a estar bien.
Valentín Temes Coto.