Repasando la historia desde los últimos años del siglo XIX,
hasta nuestros días, nos encontramos con la más que reiterada postura de unos y
de otros de “mirar para otro lado”.
Esa actitud que presentaron tanto los políticos como la propia sociedad ante situaciones y actos no permitidos por las propias leyes y también por acuerdos internacionales vigentes, dieron como resultado el estallido de las Primera y Segunda Guerra Mundial. También permitieron conflictos como la usurpación de Cuba por los Estados Unidos ante la ya débil España. Otros como la separación de Alemania y de parte de Europa mientras Rusia y Estados Unidos mantenían la pulseada por ser los dueños del futuro de la mayoría de los países de la Tierra. Guerras como la de Vietnam dieron clara muestra y ejemplo de lo que no se puede hacer como sociedad, ni permitir que políticos inescrupulosos puedan concretar. Asesinatos de personas como Martin Luther King y los hermanos Kennedy dan clara muestra de lo que es “mirar para otro lado”. Una guerra civil en España permitida y fomentada por la acción de Alemania e Italia, respaldada por la URSS, y la delictiva inacción de Inglaterra, Francia y Estados Unidos que “miraron para otro lado”. Terrorismo de grupos extremistas, mal llamados nacionalistas crecieron mientras la Iglesia, y los gobernantes “miraban para otro lado”. Terrorismo de estado implementado por un gobierno democrático en España, dejo muertos y crueldades iguales a las que cometían los terroristas que ese Gobierno decía enfrentar… Medios de comunicación, asociaciones y ciudadanos “miramos para otro lado” mientras todo eso ocurría. Invasiones a países soberanos justificadas con falsas pruebas de armamentos de destrucción masiva que resultaron inexistentes, fueron apoyadas y vitoreadas por las principales potencias mundiales y por sus políticos respectivos. Todos miramos para otro lado hasta que después ocurrieron atentados que nos advertían de los abusos que unos y otros llevaban adelante. Miles de causas de corrupción en la mayor parte de los países del mundo, hacen que en la mayoría de los casos la “Justicia y la Sociedad” miren para otro lado. Seres humanos que se mueren de hambre en el Planeta mientras miramos para otro lado y destruimos alimentos, medicinas y energía. Millones de personas que son apartadas al momento de nacer de llegar a tener una vida digna, por pertenecer a razas marginadas en lugares de nuestro planeta, donde los poderosos “miran para otro lado”.
Harían falta miles de millones de páginas para presentar un pequeño porcentaje detallado de los abusos, delitos y violaciones que la raza humana realiza desde sus origines.
Una cuestión principal para evitar los abusos e injusticias, es el desarrollo y cumplimiento de las leyes que generación a generación se van implementando.
Esas leyes legisladas por los representantes de la sociedad –en los países democráticos- y respaldadas por la mayoría de la ciudadanía con sus votos en las elecciones; son administradas en su cumplimiento por los jueces y fiscales que tienen esa responsabilidad tan fundamental de llevar a cabo, en la convivencia de cada una de nuestras sociedades democráticas.
¿Qué ocurre cuando MIRAMOS PARA OTRO LADO y permitimos que esos magistrados elegidos para tan importante tarea, no cumplan con sus funciones?
Algo muy lamentable ocurre cuando estas circunstancias se dan, y el individuo de turno que es víctima del sistema se atreve a denunciar a esos magistrados corruptos unos, inoperantes otros y serviles al corporativismo y al poder la mayoría de ellos.
Y lo lamentable es que ese individuo –que somos miles… tal vez millones- pasa a estar perseguido, privado de libertad, privado de sus bienes materiales, y aun peor de su patrimonio moral, ya que pasa a estar degradado dentro de la propia sociedad que lo aparta de una u otra forma.
¡Miramos para otro lado!
¿Cuántos de mis amigos y conocidos, cuantos de mis familiares y allegados fijaron su vista de una u otra manera en mi grito, en mi denuncia, en mi reclamo?
La mayoría, de igual manera que repasamos en la historia de los grandes acontecimientos, mira para otro lado… Se consuelan a sí mismos pensando que con el tiempo todo se aclara, y que es muy peligroso enfrentar al Sistema, aun a pesar de tener las leyes escritas a favor de nuestra denuncia…
Miran, miramos… para otro lado. Y es así como los seres despreciables que nos rodean continúan cometiendo sus tropelías convencidos de su impunidad tantas veces demostrada.
Valentín Temes Coto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario