Hola.
Desde
Buenos Aires, cumpliendo la cuarentena en solitario alejado de mis seres
queridos en Galicia, morador en el departamento y saliendo solamente para hacer
la compra, tanto para mi consumo personal, como las mercaderías que le envío a
Valentín a través de un taxista de confianza que le entrego y, este deposita en
la Unidad Penitenciaria.
Al
quedar anulado el acceso de las visitas a los internos por el Coronavirus, nosotros
nos valemos del servicio que esta persona -Marcelo- nos brinda por ser un
servicio publico y, evita que mi Hermano carezca de una alimentación adecuada
para su sostenimiento, pues los comestibles que allí proporcionan a los internos
son insuficientes para que una persona pueda estar debidamente atendida en los
más esencial; la comida que representa para cualquier persona humana su manutención
alimenticia adecuada para no enfermar.
Así
las cosas, Valentín sufre el encierro impuesto ilegalmente por miembros del
poder judicial, y al mismo tiempo indirectamente Yo, también de forma similar
padezco otro “encierro” aislado de mi familia en España, y todo ello por un
efecto consecuencia del mal actual delictivo de todos y cada uno de los
jueces intervinientes en las actuaciones judiciales que transitan en distintos
estamentos del poder judicial de esta Capital Federal.
Saludos.
Lolo
Temes Coto.,
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