Un pájaro bajó al patio
del Módulo mientras yo leía un libro, y se paró tranquilo y observador a menos
de un metro de mi silla de plástico. Poca atención presto yo a los animales,
así que continué con mi lectura sin prestarle más atención al “pajarito”
perdido. En aquella página que yo leía se decía que: “El cerebro actual es prácticamente
igual al de sesenta mil años atrás, por lo menos, cuando el hombre moderno
migró de África y la cultura era completamente distinta. Esto muestra de forma
contundente que el devenir y el potencial de expresión de un individuo se forjan
en su nicho social”.
Y fue en el mismo momento que leía este párrafo cuando me
prendí en atender atentamente los movimientos y gestos de aquel pequeño pájaro que
compartió durante unos minutos el patio de la cárcel conmigo. Sus eléctricos movimientos
seguidos de pausas dudosas, me hicieron cerrar el libro y valorar el parecido
entre aquellos antepasados de hace miles de años y yo. Pensé como habíamos evolucionado
lo humanos. Todo lo que conocemos y disfrutamos con el paso de los milenios. La
civilización, la organización familiar, política, social… ¡Impresionante! Realmente
impresionante todo lo que conseguimos generación a generación, con aciertos y
errores. Con tragedias, con guerras, ….. pero evolucionamos. ¿Y el pájaro? El pájaro
seguía saltando, y parándose ignorando mi presencia y posiblemente burlándose
de mis pensamientos. El pajarito era libre de igual forma y manera que lo eran
sus antepasados. El pajarito sin tanta evolución era él…… Un pájaro que hacía
lo que quería, cuando quería de acuerdo a un proceso natural.
Más tarde continué con mi lectura apasionante acerca del cerebro
humano y volví a recordar al pajarito que había estado a mi lado en el soleado
patio de la prisión. Y cuando lo recordé alegre y vivaz cerca de mis pies,
entendí que una de las mayores diferencias evolutivas entre el hombre y el pájaro
fue el haber creado sociedades humanas donde algunos tengan el inmenso poder de
obligar a estar en el patio de la cárcel, o en el paredón de fusilamiento a sus
semejantes. Y llegué a pensar en cómo se sentiría alguno de los magistrados
corruptos compartiendo su espacio con un pequeño pájaro. El pájaro seguro…..bien
seguro que no estaría a gusto con su tenebrosa compañía humana.
¿Será una involución la investidura de JUEZ?
Valentin Temes Coto.
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