viernes, 6 de octubre de 2017

-EL PAJARITO-

        Un pájaro bajó al patio del Módulo mientras yo leía un libro, y se paró tranquilo y observador a menos de un metro de mi silla de plástico. Poca atención presto yo a los animales, así que continué con mi lectura sin prestarle más atención al “pajarito” perdido. En aquella página que yo leía se decía que: “El cerebro actual es prácticamente igual al de sesenta mil años atrás, por lo menos, cuando el hombre moderno migró de África y la cultura era completamente distinta. Esto muestra de forma contundente que el devenir y el potencial de expresión de un individuo se forjan en su nicho social”.

        Y fue en el mismo momento que leía este párrafo cuando me prendí en atender atentamente los movimientos y gestos de aquel pequeño pájaro que compartió durante unos minutos el patio de la cárcel conmigo. Sus eléctricos movimientos seguidos de pausas dudosas, me hicieron cerrar el libro y valorar el parecido entre aquellos antepasados de hace miles de años y yo. Pensé como habíamos evolucionado lo humanos. Todo lo que conocemos y disfrutamos con el paso de los milenios. La civilización, la organización familiar, política, social… ¡Impresionante! Realmente impresionante todo lo que conseguimos generación a generación, con aciertos y errores. Con tragedias, con guerras, ….. pero evolucionamos. ¿Y el pájaro? El pájaro seguía saltando, y parándose ignorando mi presencia y posiblemente burlándose de mis pensamientos. El pajarito era libre de igual forma y manera que lo eran sus antepasados. El pajarito sin tanta evolución era él…… Un pájaro que hacía lo que quería, cuando quería de acuerdo a un proceso natural.

        Más tarde continué con mi lectura apasionante acerca del cerebro humano y volví a recordar al pajarito que había estado a mi lado en el soleado patio de la prisión. Y cuando lo recordé alegre y vivaz cerca de mis pies, entendí que una de las mayores diferencias evolutivas entre el hombre y el pájaro fue el haber creado sociedades humanas donde algunos tengan el inmenso poder de obligar a estar en el patio de la cárcel, o en el paredón de fusilamiento a sus semejantes. Y llegué a pensar en cómo se sentiría alguno de los magistrados corruptos compartiendo su espacio con un pequeño pájaro. El pájaro seguro…..bien seguro que no estaría a gusto con su tenebrosa compañía humana.

        ¿Será una involución la investidura de JUEZ?


        Valentin Temes Coto.

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